martes, 4 de noviembre de 2008

Patrocinar la Liga Española de fútbol sí tiene precio

Sé que a muchos les parecerá normal. Una gran parte de los aficionados lo verán como una nueva intromisión de la publicidad en territorios nuevos. Primero fue la compañía de internet de banda ancha y telecomunicaciones ONO, que adquirió los derechos del estadio del RCD Mallorca para que pasara a llamarse ONO Estadi en lugar de Son Moix. Bien, fue un paso de gigante que apenas desató polémica de ningún tipo en la península.


Ahora, cuando la primera división de la Liga de fútbol profesional española para esta temporada 2008-2009 pasó a llamarse Liga BBVA muchos nos agarramos incrédulos a nuestros asientos. Ya en la anterior temporada la entidad financiera patrocinó la segunda división con su nombre, pero claro, al tratarse de la segunda división tampoco pasó nada del otro mundo. En esta ocasión el BBVA salta a la división de honor y otorga su denominación al deporte rey de este país. La acción ha costado aproximadamente 60 millones de euros y durará 3 años.

Una acción de comunicación completamente diferente a lo que se había visto hasta ahora y que va a otorgar una gran notoriedad al banco en cuestión. Eso sí, llamar a la segunda división Liga Adelante parece que vaya con recochineo. Y es que, dejando de lado las interpretaciones maliciosas relacionadas con la promoción a primera división, en esta ocasión se denomina a toda una división no con el nombre de una marca, sino con el slogan de una campaña en la que el BBVA lleva años invirtiendo para que los jóvenes vean (o veamos, estoy en esa edad en la que ya no se sabe en que equipo se juega) a la longeva entidad financiera como una compañía cercana y moderna. Sólo hay que ver las campañas de publicidad que se hicieron en su momento en el televisivio espacio Operación Triunfo, que cuenta con millones de espectadores en pleno prime time.

Pues bien, sólo quería que reflexionaramos. Creo que dentro de unos años, alguno de nosotros podría vivir en la Calle Donut o en la Plaza Movistar. Esperemos que no, porque como publicista y creativo, considero que todo tiene un límite. Y la publicidad, nos guste o no, también.

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