El otro día fui al cine. Pero no al cine normal, sino al cine en la playa. Y es que en Benicassim hace varios años que existe la iniciativa "Una platja de cine" gracias a la cual se proyecta gratuitamente una película en plena playa para deleite de los asistentes que llegan ataviados con sillas plegables y con bocadillos para cenar.
Primera vez: todo bien
Pues bien, el primer día que fui proyectaban la película "Astérix en los Juegos Olímpicos" y nada más llegar una azafata nos entregó unos pai-pai (abanicos japoneses) de cartón que hacían las veces de folleto publicitario. Se anunciaba en ellos la venta de unos chalets adosados en la costa (creo que por Oropesa). El calor era sofocante y la verdad es que vinieron muy bien. Además, para reforzar la iniciativa, antes de empezar la película se proyectó un anuncio de más de un minuto en el que se mostraban detalladas infografías de los chalets. Quedaba claro que la inmobiliaria había invertido inteligentemente en "Una platja de cine", y les había salido bien.
Segunda vez: todo falla
Pero a las dos semanas, decidí ir de nuevo al cine. Esta ocasión todo fue diferente. La azafata se había quedado sin abanicos o no nos quiso dar, además hacía bastante fresquito por lo que eran innecesarios. Después, con media hora de retraso, se proyectaron los anuncios previos a la película. Primero se proyectó un spot de "La mujer gigante", una especie de pequeño museo que simula el interior de una persona para que los niños conozcan el cuerpo humano. Pero, no sé porque, el spot lo pusieron tres veces seguidas. Las risas de la concurrencia eran descaradas cada vez que el spot acababa y se volvía a iniciar. Pero después pasaron el spot de los chalets y lo pasaron nada más y nada menos que cuatro veces. El spot empezaba con el eslógan "Envidia por duplicado" y había algún espontáneo que entre las risas del público gritó "Y por triplicado!". Cuando acabó el tercer pase y a la vista de que el técnico no era capaz de detener el DVD la gente gritó "Otra, otra, otra". Y así fue. Por cuarta vez vimos el spot.
Y si eso, para una planificación cuidadosa ya es un desastre a nivel de comunicación... imagínense cuando, al finalizar el spot la chica del anuncio dice:
- Ya no quiero los pendientes que me regalaste, quiero un chalet como estos.
Y de repente, aparece el mensaje a toda pantalla:
- ESTA OPERACIÓN NO PUEDE REALIZARSE
El técnico había pulsado algún botón erróneamente y el mensaje se superpuso al anuncio para disfrute del carcajeante público, entre el que me encontraba. Hay veces que la planificación tiene mucho que decir.
Además, para mas inri, posteriormente se fue la luz y tras más de una hora de espera la proyección de la película tuvo que suspenderse así que volvimos a casa habiendo visto 7 anuncios y ninguna película, para indignación de las más de 200 personas que debíamos contarnos allí.
Cuando todo falla, ni la mejor planificación puede salvar una buena comunicación.
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